Scualo se ha fijado bien. Por la mañana, en verano, suelo quedar sobre las 9 o las 10, y estoy jugando hasta la hora de comer. Quedas con un rival, pero como el club está lleno de gente, acabas la mañana jugando con cualquier otro, o incluso dobles, si hay más jugadores que pistas. De hecho, habitualmente la gente va sin haber quedado con nadie, reserva una horita y se va a la cancha para ponerse de acuerdo entre todos, según el número que haya, si tiene hora reservada o no, si es doblista o prefiere singles... Un tanto anarquista, pero divertido. Puede darse la circunstancia de tener pista reservada de 13 a 14 y jugar de 9 a 12. Lo importante es que queda el hueco que tu has reservado para que otros del grupo lo aprovechen.
¿Y cómo me dejan jugar toda la mañana?, os preguntaréis. Fácil. Como trasnochamos por la noche en las terracitas de los bulevares, los niños y mi mujer no se levantan hasta pasadas las once de la mañana. Los crios tienen una horita de deberes, y mientras mi suegra hace la comida (cuando toca en casa de mis padres, cocino yo, por lo que sólo juego hasta las 12-12:30). Por las tardes se van todos a la piscina de la familia de mi mujer, menos mi hijo, que se va con mi padre y el perro al campo. Yo hago una siestita corta, y juego de cinco a siete. Después me voy a buscar a mi padre y al peque por la ruta habitual, y seguimos paseo hasta las nueve, más o menos. En invierno, la tarde ya no tiene tenis, sólo paseo. Hay menos horas de luz.
Para que os hagáis una idea de lo "fiebres" que son en mi pueblo con esto del tenis, tienen organizada una liga que exige el compromiso de todos en jugar todas las semanas. Y están apuntados más de cuarenta. Juegan todos contra todos al mejor de 27 puntos. Una victoria te da 3 puntos, y una derrota 1 punto. Si una semana ganas, a la siguiente tienes que jugar contra otro que también haya obtenido 3 puntos, y si has perdido, contra otro también perdedor. De esa forma, puedes ganar una semana, y jugar a la siguiente contra uno de tres puntos, perder, y volver a jugar contra otro de 1 punto. Pero todos tienen que jugar cada semana, sino el círculo se rompe y alguno puede quedarse sin jugar. El que no puede, por lesión o enfermedad, se considera perdedor frente al que lo reta, y éste ganador. Una vez que alguien llega a 27 puntos, se acaba la vuelta. Comidilla de fraternidad y nuevo ciclo.
Alguna vez ya le he comentado a Sasha que estáis invitados a pasar unos días en verano por allí, y que podríamos organizar un torneo con mis paisanos. Os aviso que son duros de pelar.